Esta meditación te estimulará a manifestar tus
aptitudes ocultas y tu capacidad creativa. Debemos tratar nuestras facultades
de manera que las animemos a salir a la superficie.
EN TU JARDÍN ha
estado lloviendo pero el sol acaba de salir y ahora puedes sentir cómo su calor
acaricia tu piel. El cielo parece una seda azul y las nubes blancas se deslizan
hacia la brillante esfera dorada que pende del cielo. Las plateadas gotas de
lluvia brillan en el césped y sobre los arbustos y árboles de los alrededores.
Parece como si una delicada y húmeda mano hubiera rozado las flores.
Tu sendero serpentea
ante ti, vigilado por altos árboles que dejan que la luz del sol se filtre por
los arbustos y las flores de los alrededores.
Sientes la suavidad
de la hierba bajo tus pies y mientras avanzas vuelve a crecer, como sí tus
pasos no hubieran dejado ninguna huella. En tu jardín nada muere, todo se
renueva.
Como eres creativo
te fundes con la naturaleza y sientes la paz de esta unión. Toca las flores,
siente su textura, su suavidad, aspira su perfume. Observa una hoja y advierte
el intrincado patrón que la forma. Si la partes por la mitad desprenderá un
perfume distinto al de las flores.
Tu sinuoso sendero
te conduce a una parte del jardín que aún no habías visitado. Es verde y
exuberante, contiene muchas plantas que pertenecen a la selva tropical. Los
árboles son tan altos que parecen tocar el cielo, puedes oír el canto de
diminutos pájaros llamándose entre sí y a los insectos deslizándose sobre las
hojas del suelo.
En medio de esta
belleza ves un gran tronco de madera convertido en mesa, sobre el cual hay
muchas cajitas. Algunas son de madera, otras de plata, oro o ámbar y otras, en
fin, de un material que no puedes reconocer. Tienen diversas formas y tamaños,
unas son sencillas y otras llevan gemas incrustadas o talladas.
Cada caja contiene
un talento o un tipo de creatividad que puedes desarrollar en ti. Algunas te mostrarán
los dones que tú ya sabes que tienes y, otras, las aptitudes que duermen en tu
interior.
Tienes muchas
facultades creativas, pero algunas están ocultas, esperando poder germinar y
florecer.
Ahora vas a elegir
una caja, pero primero intenta sentir en tu interior una aptitud creativa con
la que disfrutas mucho y que desees desarrollar. Obsérvala, experiméntala,
aspira el olor que despide, sabiendo que esa parte creativa de ti está a punto
de florecer.
Y después elige una
caja, puede ser de madera, ámbar o hecha con los materiales más delicados.
Ábrela para ver cómo la caja refleja la creatividad que sabes que tienes. Como
has trabajado ya esta parte de ti durante un rato, la caja no sólo reflejará lo
que guarda para ti, sino que además te enseñará a desarrollarlo y a que se haga
más receptivo. La caja abierta puede mostrarte cómo puedes manifestar tu
talento musical, que podía estar dormido en tu interior, esperando a que lo
sintieras. Puedes elegir un caja que te muestre un talento que ya conoces o tal
vez tus buenas aptitudes para un deporte determinado.
O puedes también
elegir una caja sin examinar antes lo que sientes en tu interior, sin conocer
los dones que posees. Hacerlo es una de las cosas más maravillosas, porque tu
creatividad puede ser ilimitada.
Quizá la caja
elegida te sorprenda. Es posible que contenga una parte creativa de ti que
desconocías. Sostén primero la caja entre tus manos, sintiendo su peso y su
textura. Ahora, ábrela y siente cómo tus manos, tu mente y tu cuerpo absorben
su contenido.
Hay muchas cajas
para elegir y cada una refleja un talento distinto. No tienes por qué elegir
sólo una, a no ser que atraiga por completo tu atención.
La creatividad se
manifiesta de muy distintas maneras y cada una necesita una forma de expresión.
Piensa en cómo puedes expresar tu creatividad del mejor modo. Deja que estas
cajas sean el emblema de tu creatividad. Progresarás y dejarás que florezca lo
que desees expresar.
Explora cada caja,
cada talento, tu creatividad no tiene fronteras ni limitaciones. Permítete ser
único, ser... tú mismo...
(La meditación pertenece al maravilloso libro "El espacio interior", de Maureen Garth, editado por ONIRO en el año 2000.)
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