
Aprender a tomar conciencia de la coraza requiere valor y compromiso; sin embargo, el esfuerzo vale la pena porque una mayor apertura emocional aumenta la capacidad para el placer y el amor. Liberarnos de la coraza requiere autodisciplina y un contacto más profundo e íntimo con uno mismo.
Somos conciencia. En todo gesto verdadero se halla presente nuestra unidad. En los gestos cotidianos se ve la medida en que la persona está comprimida por su coraza de su personalidad o hay apertura y transparencia a su naturaleza esencial. La conciencia corporal nos conecta con el aquí y ahora, con la experiencia de la presencia despierta. Escuchar nuestro cuerpo y sentirlo nos acerca a la esencia de nuestro Ser.
No hay comentarios :
Publicar un comentario