De niñas éramos premiadas por ser sociables, complacientes, calladas e invisibles. El mensaje encubierto es que no nos merecemos tener la propiedad de nosotras mismas. Mensajes sobre la importancia de la apariencia y del atractivo sexual también comunican que “Tu cuerpo no es tuyo. Tu cuerpo existe para dar placer a los demás.” Estos tempranos mensajes culturales y familiares, pueden causarnos el desarrollo, en algún grado, de un falso yo. Este falso yo nos ayudó a ganarnos la aceptación de los demás pero al coste de renunciar a nuestras auténticas necesidades y deseos.
La madurez implica despojarse de este falso yo y descubrir nuestro auténtico yo-, separando nuestras verdaderas necesidades y deseos de los falsos que tuvimos que adoptar con el fin de sobrevivir.
Rudolph Carl Gorman - Gracias |
En el proceso de descubrir nuestras verdaderas, auténticas necesidades y deseos las cosas pueden cambiar en nuestra vida, cosa que puede ser muy desafiante, pero en última instancia traerán nuevas formas de reflejar lo que de verdad somos.
La gente en nuestra vida que está acostumbrada a que seamos complacientes, sumisas y dóciles puede que se sorprendan o que se sientan incómodos cuando nosotras impongamos nuestros límites.
~Bethany Webster~
Imagenes:
http://circulosdepoderdeladiosa.blogspot.com.es/2013/01/el-poder-de-la-mujer-antigua-profecia.html
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