En nuestro caso contemplar significa dirigir la atención a la percepción de las manos y , a través de ellas, a la percepción del presente. Se trata de contemplar en dirección al núcleo sano, a la presencia de Dios. Nos vamos internando en lo más profundo, en el estrato profundo que nos hace padecer. Para mantenernos en contemplación debemos permitir y tolerar ese sufrimiento. Pero lo que se padece así, con la vista fija en Dios es redimido. No vuelve más. Del núcleo sano nos vendrá tanta luz y tanta fuerza, que hallaremos coraje para seguir adelante.
Franz Jalics
Imagen: http://maasaro.blogspot.com.es/2012/06/contemplacion-ii.html
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