Masaje significa manipulación mediante las manos del área corporal a tratar. El éxito del tratamiento depende de la correcta aplicación. Esto también cuenta para
Las manos en un principio durante el
masaje tienen la función de mantener ligero y relajado el pie tratado. La
presión de apoyo es muy importante, ya que sujeta el pie contra la presión de
los dedos tratantes de la otra mano. Solamente a través de esta presión de
apoyo de una mano, la presión de la otra puede ser lo suficientemente profunda
sobre el tejido.
Para el tratamiento se utiliza como
regla general el pulgar, como el más fuerte y movible de los cinco dedos. El
terapeuta en caso de necesidad también puede trabajar con los demás, o con la
1ª articulación del pulgar flexionado.
La uña no debe tocar el tejido, ya que
su borde afilado puede ser desagradable y hasta doloroso. Esto presupone que la
uña debe estar cortada correctamente para que solamente trabaje la punta del
dedo.
Para el tratamiento pues, se apoya el
pulgar sobre la zona de reflejo en el pie. Partiendo de la zona media de la
mano se ejerce poco a poco un aumento de la presión sobre la zona profunda del
tejido. Durante este proceso puede surgir un dolor en las zonas de reflejo las
cuales están en relación con órganos enfermos.
Cuando se haya alcanzado la presión
máxima sobre la zona profunda del tejido, el pulgar igualmente volverá
suavemente a la posición inicial. De esta manera se hace un masaje de presión
que aumenta y disminuye rítmicamente en forma de onda.
El contacto del pulgar con la piel sobre
la zona refleja no debe interrumpirse nunca.
De esta forma se trabaja la zona de
reflejo, que corresponde a un órgano enfermo, milímetro a milímetro. El masaje
puede efectuarse desde arriba hacia abajo o viceversa, en el sentido de las
agujas del reloj o en sentido contrario.
Si en la aplicación sobre una
determinada zona refleja se sobrepasan sus límites y se tratan también otras
zonas de alrededor, no hay problema, de hecho es recomendado hacer un
tratamiento global en todas las zonas del pie, incidiendo en los puntos
reflejos de la parte afectada.
El efecto del masaje local por lo tanto,
no está limitado al área de los pies directamente tratada, sino que se prolonga
a los alrededores.
La fuerza, duración y ritmo de trabajo
de la técnica básica se rigen según la reacción y tolerancia:
- Las zonas del pie son trabajadas
milímetro a milímetro de forma no demasiado rápida.
- La presión del pulgar es dosificada de
forma que el dolor que produzca sea tolerable. Si no se produce efecto, no debe
sobrepasarse el límite de tolerancia del dolor, por presionar demasiado fuerte,
porque entonces se producirá una reacción no deseada.
- La duración de la presión en el mismo
lugar varía entre algunos segundos y varios minutos. También en este caso se
rige según la tolerancia individual, la cual está en relación con el dolor que
surge. La presión nunca debe durar tanto que el dolor sea demasiado fuerte. Lo
mejor es realizar el masaje, en breves intervalos continuados, la misma zona
durante algunos segundos con presión que aumente y disminuya.
Una vez averiguada la dosificación de la
presión en función de la intensidad y duración puede no ser éste indicado otra
vez en el próximo tratamiento. Estamos sujetos a modificaciones constantes las
cuales deben tenerse en cuenta en la Reflexología Podal.
Por ello, es necesario ajustar el masaje al estado individual de cada paciente
en cada una de las aplicaciones.
El terapeuta puede, en caso de
necesidad, ampliar y mejorar el efecto del masaje mediante técnicas vibratorias
y de dilatación, para las cuales intervienen también otros dedos.
Imagen: http://rosaterapiasnaturales.blogspot.com.es/2012/05/reflexologia.html
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