Se obtiene de la semillas del Karité (Butyrospermum parkii),
que crece en el centro de África. El fruto maduro contiene dos o tres semillas
de las cuales se extrae la manteca de color marfil.
Su composición es muy diversa, ya que se pueden identificar
los ácidos pálmitico, esteárico, oleico, linoléico, así como una original
fracción insaponificable que le confiere una gran capacidad hidratante y
emoliente.
Ayuda a proteger la piel de las radiaciones solares y UVA.
Es antiirritante por excelencia, lo que conviene notablemente a la pieles que
enrojecen con facilidad o de tendencia alérgica. Es uno de los aceites que
compaginan muy bien con los aceites esenciales y que además permite la
penetración temporizada de éstos.
Proporciona bienestar y protección a la piel y es muy
adecuada para el cuidado de la piel en climas de fríos extremos.
Imagen:
http://www.blogdefarmacia.com/beneficios-de-la-manteca-karite-para-la-piel/
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